Dos de croquetas… de rape y almejas!
El rape es uno de esos tesoros del mar que no necesitan adornos: su carne blanca, firme y sin espinas combina una textura impecable con un sabor profundo pero delicado. A su lado, las almejas aportan frescura, con su punto salino tan característico y ese aroma que recuerda al mar en estado puro. Cada uno tiene su propia personalidad, pero juntos crean un contraste equilibrado y natural, donde la fuerza y la suavidad se complementan sin esfuerzo.
Un sabor a mar profundo y delicado: el rape y las almejas

Cuando el rape y las almejas se convierten en croquetas, el resultado es una masa equilibrada y llena de matices marinos. El rape aporta una textura firme y ligera que sostiene la mezcla, mientras que las almejas reparten su sabor fresco y salino sin saturar el conjunto. La bechamel, suave y bien ligada, envuelve todo con discreción, dejando el protagonismo a los ingredientes principales.
Ingredientes para 2 raciones
Además de la bechamel, para preparar estas croquetas vamos a necesitar:
- 150 g de rape.
- 100 g de almejas.
- 1/2 cebolleta.
- 1 diente de ajo.
- 30 ml de vino blanco.
- Un ramillete de perejil fresco.
- Sal y pimienta blanca al gusto.
Preparamos la mezcla para nuestras croquetas
Para conseguir croquetas llenas de sabor, el primer paso es tratar con mimo el marisco y el pescado. Aquí no hay prisa, solo buen producto y un poco de paciencia.
Abrimos las almejas
Pon las almejas en agua con sal durante media hora para que suelten la arena. Después, pásalas a una cazuela con el vino blanco y un poco de perejil picado. Tápalas y calienta a fuego medio hasta que se abran. Retira las conchas, cuela y reserva el líquido. Pica las almejas muy finamente.
Cocinamos el rape
Asegúrate de que el rape está limpio, sin piel ni espinas. Córtalo en dados pequeños. En una sartén con un chorrito de aceite, sofríe el ajo y la cebolleta muy picados. Cuando estén dorados, añade el rape, cocínalo hasta que esté hecho y desmenúzalo con una cuchara de madera. Incorpora las almejas.
Hacemos la bechamel
Para potenciar el sabor marino, puedes mezclar la leche de la bechamel con un poco del líquido de las almejas o caldo hecho con las espinas del rape, pero recuerda colarlo bien para eliminar posibles restos de arena.
Bechamel fácil y cremosa
Consigue una bechamel cremosa y sin grumos siguiendo estos pasos:
- Ingredientes básicos:
- 40 g de mantequilla
- 40 g de harina tamizada
- 400 ml de leche caliente
- Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
- Preparación:
- Derrite la mantequilla a fuego medio.
- Añade la harina tamizada y remueve constantemente durante 2 minutos, hasta que tome un tono dorado.
- Incorpora la leche caliente poco a poco, batiendo para evitar grumos.
- Cocina a fuego lento hasta que espese y tenga una textura cremosa pero firme.
- Sazona con sal, pimienta y nuez moscada al gusto.
Consulta nuestra receta para la bechamel tradicional o prueba una alternativa sin gluten
Integramos la mezcla
Añade la bechamel a la sartén con los ingredientes y remueve bien hasta conseguir una masa uniforme. Ajusta de sal y añade una pizca de pimienta.
Dejamos reposar y enfriar
Pasa la masa a un recipiente, cúbrela con film en contacto con la superficie y déjala reposar en la nevera al menos 4 horas, o mejor, toda la noche.
Rebozamos y freímos
Un buen rebozado mantiene dentro toda la cremosidad del interior y le da ese toque final que marca la diferencia.
Rebozado y fritura de croquetas
Para unas croquetas crujientes y deliciosas:
- Rebozado:
- Usa las manos espolvoreadas con harina para darle forma ovalada o esférica.
- Enharina las croquetas con una fina capa.
- Pásalas por huevo batido y deja escurrir el exceso.
- Cúbrelas con pan rallado y déjalas reposar por lo menos media hora.
- Fritura:
- Usa aceite caliente (180 °C) para sellar el rebozado y evitar que absorban grasa.
- Fríe en tandas pequeñas para mantener la temperatura constante.
- Escurre las croquetas sobre papel absorbente para un resultado más ligero.
Consulta la guía sobre el rebozado y fritura perfectos o prueba una alternativa sin gluten
Consejos para unas croquetas de rape y almejas aún más sabrosas
Si te apetece ajustar la receta a tu gusto o sacarle aún más partido a los ingredientes marinos, aquí tienes algunos trucos concretos que pueden marcar la diferencia.
- Si usas almejas congeladas, descongélalas completamente y sécalas bien con papel de cocina antes de cocinarlas. Así evitarás que suelten agua extra y afecten a la textura de la masa.
- Añadir unas gotas de zumo o una pizca de ralladura de limón o lima realza el sabor de las almejas sin robarle protagonismo.
- Si quieres un sabor aún más delicado, sustituye la cebolleta por la parte blanca de un puerro muy picado. El puerro aporta un dulzor suave y una textura más cremosa al sofrito, acompañando mejor al rape sin robarle protagonismo ni intensificar demasiado el conjunto.
- Si no encuentras rape, la merluza o la rosada son buenas alternativas, pero elige piezas con carne firme para que la textura de la croqueta siga siendo consistente y elegante.
- Añade cebollino fresco picado al final para darle un toque fresco que encaja muy bien con el rape y las almejas.
Sabor a mar, sin artificios
Estas croquetas saben a mar de forma limpia y natural, sin necesitar nada más que el buen producto y una bechamel bien hecha. Son una receta sencilla, pensada para respetar el sabor de los ingredientes y dejarlos hablar por sí solos, sin disfraces ni añadidos innecesarios. Funcionan de maravilla acompañadas de una deliciosa salsa verde, que refuerza su frescura, o de una salsa holandesa, que aporta un matiz más elegante. Aunque si se sirven tal cual, conservan toda su fuerza y demuestran que, a veces, lo mejor es no tocar nada.
¿Te animas a prepararlas? Cuéntanos en los comentarios cómo te han quedado y si les diste tu toque personal.
📅 Última actualización: 20 de abril de 2025.