Dos de croquetas… de chipirones!
Los chipirones son uno de esos productos del mar que conquistan por su delicadeza. Pequeños, tiernos y con un sabor profundo pero equilibrado, tienen la capacidad de brillar tanto en platos sencillos como en recetas más elaboradas. De la plancha al guiso, pasando por rellenos o preparaciones en su tinta, su versatilidad y su sabor a mar los hacen imprescindibles en muchas cocinas.
Un clásico marino con un giro: los chipirones

Transformar chipirones en croquetas es casi como capturar el mar en un pequeño mordisco. El truco está en cocinarlos con mimo para que mantengan su textura jugosa y su sabor profundo. La bechamel se encarga de abrazarlos suavemente, mientras que el rebozado aporta ese toque crujiente que hace de cada croqueta una pequeña joya gastronómica. Perfectas para sorprender y para enamorar a quien las pruebe.
Ingredientes para 2 raciones
Además de la bechamel, para preparar estas croquetas vamos a necesitar:
- 150 g de chipirones frescos.
- 1 cebolla pequeña.
- 1 diente de ajo.
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- 30 ml de vino blanco seco.
- Sal y pimienta blanca al gusto.
Preparamos la mezcla para nuestras croquetas
Para unas croquetas inolvidables, los chipirones deben cocinarse rápido y justo en su punto, para conservar toda su jugosidad.
Limpiamos y preparamos
Limpia bien los chipirones, separando las patas y retirando la pluma interior. Trocea los cuerpos y las patas en pequeños dados. Pela y pica finamente la cebolla y el ajo.
Sofreímos la cebolla y el ajo
En una sartén con el aceite caliente, sofríe la cebolla picada a fuego medio hasta que esté transparente. Añade el ajo y deja que se cocine unos segundos, solo hasta que empiece a soltar su aroma.
Cocinamos los chipirones
Añade los chipirones troceados y sube un poco el fuego. Cocina 2-3 minutos, removiendo lo justo para que se sellen y mantengan su jugosidad. Cuando empiecen a cambiar de color, vierte el vino blanco y deja que cueza hasta que el líquido reduzca casi del todo. Ajusta la sal y añade una pizca de pimienta blanca.
Preparamos la bechamel
Prepara una bechamel suave, cremosa y sin grumos. Ajusta la textura para que la mezcla sea manejable sin dejar de ser jugosa.
Bechamel fácil y cremosa
Consigue una bechamel cremosa y sin grumos siguiendo estos pasos:
- Ingredientes básicos:
- 40 g de mantequilla
- 40 g de harina tamizada
- 400 ml de leche caliente
- Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
- Preparación:
- Derrite la mantequilla a fuego medio.
- Añade la harina tamizada y remueve constantemente durante 2 minutos, hasta que tome un tono dorado.
- Incorpora la leche caliente poco a poco, batiendo para evitar grumos.
- Cocina a fuego lento hasta que espese y tenga una textura cremosa pero firme.
- Sazona con sal, pimienta y nuez moscada al gusto.
Consulta nuestra receta para la bechamel tradicional o prueba una alternativa sin gluten
Integramos todo
Añade los chipirones y el sofrito a la bechamel, mezclando bien para repartir los ingredientes de forma homogénea.
Dejamos reposar
Extiende la mezcla en un recipiente, cubre con film transparente a piel y deja enfriar en la nevera un mínimo de 4 horas, preferiblemente toda la noche.
Rebozamos y freimos
Con el reposo, la masa toma cuerpo. Forma las croquetas, rebózalas bien y fréelas en aceite caliente hasta que estén doradas y crujientes.
Rebozado y fritura de croquetas
Para unas croquetas crujientes y deliciosas:
- Rebozado:
- Usa las manos espolvoreadas con harina para darle forma ovalada o esférica.
- Enharina las croquetas con una fina capa.
- Pásalas por huevo batido y deja escurrir el exceso.
- Cúbrelas con pan rallado y déjalas reposar por lo menos media hora.
- Fritura:
- Usa aceite caliente (180 °C) para sellar el rebozado y evitar que absorban grasa.
- Fríe en tandas pequeñas para mantener la temperatura constante.
- Escurre las croquetas sobre papel absorbente para un resultado más ligero.
Consulta la guía sobre el rebozado y fritura perfectos o prueba una alternativa sin gluten
Ideas para darle tu toque personal
Estas croquetas admiten pequeños cambios para adaptarlas a tu gusto o hacerlas aún más especiales.
- Si quieres intensificar el sabor marino, añade una cucharadita de tinta de calamar al sofrito. Conseguirás unas croquetas de color negro y un perfil aún más profundo.
- Añadir una nuez de mantequilla al sofrito de chipirones aporta un matiz untuoso que realza su sabor y da un fondo más redondo a la mezcla.
- Un poco de perejil picado al final del sofrito añade frescura y un toque verde que combina muy bien con los chipirones.
- Unas gotas de zumo de limón al terminar el sofrito o una pizca de ralladura en la bechamel ayudan a equilibrar la intensidad del chipirón y a realzar su sabor final.
- Para un rebozado que recuerde al crujiente de una fritura de calamares, mezcla el pan rallado con un poco de harina de garbanzo. Lograrás una cobertura más sabrosa, con un matiz tostado que combina de maravilla con el sabor marino de los chipirones.
Un capricho marino que conquista
Estas croquetas de chipirones son mucho más que una receta: son una forma de capturar el sabor del mar en estado puro. Cada bocado combina la jugosidad natural del chipirón con una bechamel suave que realza su esencia, sin camuflarla. El rebozado crujiente aporta el contraste justo para convertirlas en un pequeño lujo, perfecto para una celebración o simplemente para darte un homenaje como se merece. Si quieres redondear la experiencia, acompáñalas con una salsa holandesa o con un poco de alioli casero, dos opciones que realzan su frescura y su elegancia.
¿Te animas a prepararlas? Nos encantaría saber cómo te han quedado y si has añadido tu toque personal. ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
📅 Última actualización: 22 de abril de 2025.