Salsa holandesa: cremosa, delicada y perfecta para croquetas

La salsa holandesa es una de esas elaboraciones clásicas de la cocina francesa que, aunque parezca sofisticada, se puede preparar en casa con unos pocos ingredientes y un poco de mimo. Su textura cremosa y su sabor suave, con ese punto ácido que aporta el limón, la convierten en el acompañamiento ideal para muchas croquetas, sobre todo las de pescado o marisco.

A pesar de su nombre, la salsa holandesa es una receta de origen francés, al igual que las croquetas. Se le atribuye ese nombre por la influencia de técnicas de emulsión asociadas a la cocina neerlandesa, especialmente en el uso de la mantequilla. Sea como sea, su equilibrio entre suavidad y acidez la convierte en una opción sorprendente para acompañar croquetas.

Una salsa con fama de complicada… pero que merece la pena

Salsa holandesa casera lista para acompañar croquetas, junto a huevo, mantequilla, limón y pimienta negra.

La holandesa tiene fama de ser caprichosa, y es verdad que hay que controlar bien la temperatura para que no se corte. Pero si sigues los pasos con calma y no tienes demasiada prisa, el resultado es espectacular. El sabor mantecoso, el ligero toque cítrico y su textura sedosa combinan de maravilla con casi cualquier tipo de croquetas.

Ingredientes para la salsa holandesa

Para elaborar esta salsa, vamos a necesitar:

  • 3 huevos.
  • 125 g de mantequilla sin sal.
  • 1 limón.
  • Sal y pimienta negra al gusto.

Cómo hacer salsa holandesa paso a paso

Ten todo preparado antes de empezar y sigue estos pasos con tranquilidad. La clave está en no calentar demasiado la mezcla para evitar que las yemas se cuajen.

Funde la mantequilla

Derrite la mantequilla a fuego muy suave o en el microondas. Deja que repose un minuto para que los sólidos lácteos se depositen en el fondo y, si lo prefieres, retíralos para lograr una textura más fina.

Prepara las yemas

Separa las claras de las yemas y coloca estas últimas en un bol resistente al calor, preferiblemente metálico. Puedes guardar las claras para aprovecharlas en una tortilla o, mejor aún, para el rebozado de unas croquetas si no quieres usar huevo entero.

Añade el zumo del limón

Exprime el limón y añade una o dos cucharadas de zumo, según el punto de acidez que quieras conseguir. Bate con unas varillas hasta que espumen un poco.

Cocina al baño maría

Llena una cazuela con unos dedos de agua y caliéntala hasta que empiece a soltar vapor. Coloca encima un bol resistente al calor, procurando que quede suspendido sobre la cazuela sin tocar el agua. Bate sin parar mientras el vapor calienta suavemente la mezcla. Verás que espesa poco a poco sin llegar a cuajarse.

Incorpora la mantequilla

Cuando las yemas estén templadas y algo espesas, empieza a añadir la mantequilla poco a poco, sin dejar de batir. Verás cómo la mezcla emulsiona y se transforma en una crema suave y brillante. Ajusta la sal y añade una pizca de pimienta negra, si es posible, recién molida.

Sirve inmediatamente

La salsa holandesa no se conserva bien, así que lo mejor es usarla al momento. Si necesitas mantenerla unos minutos, déjala cerca del calor residual del baño maría para que no se enfríe ni se corte.

Siempre es bueno probar alternativas

Todas las salsas admiten infinidades de versiones diferentes.

  • Si la salsa se corta, puedes intentar recuperarla batiendo una yema nueva en un bol limpio y añadiendo poco a poco la mezcla cortada, como si hicieras una mayonesa.
  • Para aligerar la salsa sin perder textura, puedes usar mantequilla clarificada o reducir la cantidad total y añadir un chorrito de agua caliente durante la emulsión.
  • Un toque de mostaza Dijon puede aportar más profundidad sin enmascarar el sabor de la salsa.
  • Infusionar las yemas con una reducción suave de vinagre de vino blanco y chalota antes de montar la salsa es un truco clásico que le da un fondo aromático muy interesante.
  • Para un acabado fresco y vistoso, añade cebollino, estragón o eneldo fresco picado justo antes de servir. Combinan especialmente bien si la vas a usar con croquetas de pescado o vegetales.

Una salsa especial para quienes buscan algo distinto

La salsa holandesa es de esas recetas que, cuando las pruebas bien hechas, se quedan contigo. Su textura cremosa y su sabor equilibrado encajan de maravilla con croquetas que tengan presencia, como las de salmón y eneldo, las de zamburiñas o incluso las de espinacas y piñones. Pero más allá del maridaje, es una salsa que invita a tomarse un respiro en la cocina, a disfrutar del proceso y a recuperar el gusto por lo hecho en casa con mimo.

Si nunca la has preparado, esta puede ser la excusa perfecta para probarla. Y si ya la conocías, quizá descubras que también tiene su sitio en el mundo croquetero. ¿Te animas a darle una oportunidad? ¡Cuéntanos en los comentarios qué te ha parecido!

📅 Última actualización: 09 de abril de 2025.


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