Croquetas en el mundo: descubre sus versiones internacionales
Las croquetas son un referente de la gastronomía española, pero su presencia va mucho más allá de nuestras fronteras. En cada país, han evolucionado con ingredientes propios y técnicas locales, creando versiones únicas con identidad propia. Algunas se elaboran con bechamel, mientras que otras utilizan patata, arroz o incluso caldo espeso como base.
A lo largo del tiempo, este bocado ha cruzado continentes y se ha adaptado a distintos paladares. Su forma, textura y sabores pueden variar, pero la esencia sigue siendo la misma: un interior cremoso y un exterior dorado y crujiente. En este recorrido, exploramos cómo la croqueta ha cambiado en diferentes culturas culinarias, manteniendo siempre su irresistible atractivo.
Tipos de croquetas en el mundo: las mejores versiones internacionales

Cada país ha desarrollado su propia versión de las croquetas, adaptándolas a su gastronomía. En España, la bechamel es la base más común, mientras que en otros lugares se utilizan arroz, patata o masas más densas. Su textura y sabor varían según los ingredientes y técnicas locales, dando lugar a interpretaciones únicas de este bocado tradicional.
Francia: les croquettes
Como sabrás, la croqueta nació en Francia en el siglo XVII como pequeñas porciones de masa frita. Con el tiempo, comenzó a expandirse a otras cocinas europeas y se adaptó a los ingredientes locales. Su popularidad creció y evolucionó en distintas culturas. A diferencia de las croquetas españolas, las croquettes francesas son más firmes y compactas. Su rebozado es grueso y pueden llevar carne, queso o pescado.
Portugal: pastéis de bacalhau
En Portugal, las croquetas tienen su propia versión en los pastéis de bacalhau. Son similares a las croquetas de bacalao españolas, pero en lugar de bechamel se hacen con puré de patata y bacalao desmigado. Suelen tener una textura más ligera y aireada.
Italia: supplì y arancini
Italia tiene sus propias croquetas, pero en lugar de bechamel utilizan arroz. Los supplì, típicos de Roma, son croquetas alargadas rellenas de mozzarella, mientras que los arancini sicilianos son bolas de arroz con rellenos variados, desde ragú de carne hasta espinacas y queso.
Japón: korokke
Las korokke japonesas son una adaptación de la croqueta europea, pero con una diferencia clave: la masa se basa en puré de patata en lugar de bechamel. Suelen incluir carne picada, marisco o verduras y se rebozan con panko, lo que les da un acabado más crujiente y aireado.
Países Bajos: bitterballen
Las bitterballen son una especialidad muy popular en bares y cervecerías de los Países Bajos. Son similares a las croquetas españolas, pero su textura es más gelatinosa debido a que la masa se basa en un roux espeso con caldo. Se sirven acompañadas de mostaza.
Brasil: coxinha
La coxinha brasileña es muy popular. Aunque no es una croqueta clásica, comparte muchas similitudes. Se elabora con una masa a base de caldo de pollo y harina, se rellena de pollo desmenuzado y se empana antes de freírse. Su característica forma de lágrima imita la de un muslo de pollo.
Un bocado con muchas caras
Las croquetas se adaptan a cualquier cocina del mundo. Con bechamel, patata o arroz, la clave es lograr un interior suave y un exterior dorado y crujiente. Aunque en España las croquetas tienen una identidad muy marcada, con ingredientes que van desde la morcilla a las zamburiñas, vale la pena descubrir cómo en otros países este pequeño placer ha tomado formas y sabores distintos.
¿Cuál de estas versiones te ha sorprendido más? ¿Has probado alguna de ellas o te animarías a preparar una en casa? Cuéntanos en los comentarios cuál es tu favorita.
📅 Última actualización: 30 de abril de 2025.